Por: Mariela Luján
Muchos hijos tienen problemas graves de conducta que los lleva incluso hasta la cárcel, ¿sabe cuál es uno de los principales causantes de esto? La falta de disciplina.
Virginia Arroyo Guadalupe, psicóloga de Psicoemotiva, afirma que los padres deben educar a los adolescentes en el valor de la obediencia y respeto hacia las normas, ya que ello garantiza una buena educación. “La disciplina es compatible con el cariño, pero también con la firmeza, y los padres están obligados a imponer este valor desde los primeros años de vida de su retoño”, aclara. El objetivo agrega es que cada persona pueda ser disciplinada por iniciativa propia, sin que nadie la obligue.
IMPORTANCIA
Muchos adultos creen que el niño debe ser criado con afecto, sin adversidades ni frustraciones, y por eso le permiten que haga lo que quiera en aras del amor que sienten por ellos, pero lo cierto es que –según Arroyo Guadalupe- eso no amor. Solo se prepara al hijo para el futuro con disciplina. Haga que respete horarios, a las personas, a la propiedad ajena, que tenga deberes y obligaciones de acuerdo a su edad.
INFANTES
La disciplina se puede inculcar en los hijos a partir de los dos años. Permítale que juegue libremente, pero ponga las reglas claras: que juegue en un lugar establecido y cuando no necesite un juguete, debe guardarlo para sacar otro. Así, su hijo aprenderá a ser disciplinado con la norma.
EDAD ESCOLAR
De los 5 a los 11 años, los niños deben tener horarios de comida, de sueño y de tarea. Establezca la norma que se come sin el televisor encendido, nunca frente a la computadora y menos hablando por teléfono. Fije un horario para hacer las tareas y deje claro que, en ese lapso, su hijo no puede recibir visitas ni llamadas. En la noche establezca la rutina de lavarse los dientes, arreglar el uniforme y apagar la luz para dormir a una determinada hora (aunque no haya sueño).
ADOLESCENTES
El principal problema de disciplina de los adolescentes está relacionado con el orden de su cuarto y respeto al adulto. Ponga un límite sobre lo que es aceptable y no es aceptable en su hogar. Si su hijo no hace caso, dice lisuras o tira la puerta, debe ser clara al decirle: “Puedes estar enojado, pero jamás me tires la puerta. Si lo haces, no mereces tener privacidad”, y saque la puerta de su cuarto. Aunque sea una medida que demande esfuerzo, debe hacerlo para que el adolescente entienda que tiene que disciplinarse. Si es de los que dice lisuras, opte por restarle 15 minutos de uso de lo que más le gusta (videojuego, televisión o Internet) por cada mala palabra que diga. Déjele claro que no es usted la que lo castiga, sino él mismo con su mal comportamiento.