Una reciente encuesta reveló que un tercio de las mujeres se va a la cama, al menos dos veces por semana, sin quitarse el maquillaje.
Para poner en evidencia los daños que este mal hábito puede causarle a la piel, la periodista británica, Anna Pursglove, realizó un interesante experimento, según publicó el Daily Mail.
La rutina doméstica, las labores de casa y obligaciones familiares nos impiden muchas veces una limpieza más asidua del rostro, asegura Pursglove, que probó los efectos negativos sobre su piel.
Así, maquilló su cara cada día durante un mes después de una ducha superficial, sin aplicarse cremas limpiadoras, ni otro producto. El maquillaje vino superpuesto sobre los restos del día anterior para valorar los efectos.
Le midieron los cambios con una cámara especial en 3D que mostró los resultados al detalle: despigmentación, capilares rotos, resequedad, poros dilatados y arrugas.
“Los expertos determinaron que mi piel era biológicamente una década más vieja que antes de empezar el experimento”, dijo la periodista.
Por fortuna, también le aseguraron que tras un cuidado extremo podría recuperarse.