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Marina Mora

Por: Fernando ‘Vocha’ Dávila

Ella llega, voltean todos. Camina, la siguen observando. Obvio, se da cuenta y sonríe. Es un regalo, aunque lo haga de manera natural, sin ganas de vender simpatías. En el mar, entre paredes o frente a la vegetación, Marina Mora avanza tal cual. Se siente segura, tiene miedo, suelta carcajadas y cuenta su vida. Es que es humana, con historias únicas, también comunes, pero terrenales. Las reinas superbellas engordan, adelgazan y se reinventan. Viaje conmigo al ‘Olimpo’ de una chica que muchos ven como diosa.

Marina, ¿para ser Miss Perú debes venir de clase alta?

No tengo nada de pituca.

Entonces, ¿mestiza?

Soy una chola guadalupana.

Tu tierra.

Claro, orgullosa de donde soy.

Van a decir que dices eso por aparentar.

Los que somos de costa o chala… somos cholos. De la sierra, serranos y los de la selva, selváticos

¿Y racialmente?

Tengo todas las sangres, según mi árbol genealógico.

Como buena norteña, ¿bailas cumbia?

Huuuummm, digamos que no es mi fuerte, ja, ja.

Antes de desarrollar ese punto, ¿conoces de memoria las canciones de ‘Corazón serrano’?

Soy de ‘Los caribeños’ desde chica.

¿Con calle?

Me falta y reconozco que es necesario para que no me agarren de tonta.

Pero ni un poquito.

Quisiera tener más, pero sí he ido a lugares populares. Sin problemas me voy al Centro de Lima.

¿Metropolitano o Tren Eléctrico?

Subo a los dos. Conozco ‘Mesa redonda’, hago mis compras allí. Aprovecho y como mi chifita también.

Ahora dirás que comes cebichito de 4 ‘lucas’.

No, pero sí compro mi huevito de codorniz que venden los ambulantes.

¿Otro plato ‘sufridito’?

Choclito con queso y ají. Son cosas muy ricas.

Me hago la película: Tú caminando por el ‘Mercado central’ y harto varón soltándote los más lindos y atrevidos piropos.

Me tratan con mucho respeto. Creo que mi tamaño los intimida. Un metro con 78 centímetros, además siempre camino con taco 10, ja, ja.

Imagino que en una fiesta, un pata más bajo que tú te invita a bailar, lo arrochas.

Si no me gusta la canción, no salgo.

Pero pienso en el tipo y seguro se chupa.

Si eso pasa, es su problema, no mío. Saldría sin problemas.

¿Algún chatito en la lista de amores?

Hasta hoy no me enamoré de alguien de menos estatura.

¿Descartados?

No.

Empresarios, ejecutivos, deben ser tus pretendientes y esas billeteras ‘tumban’ a cualquiera.

Trabajador mata billetera. No creo en los churros que sueñan y no hacen nada. Creo en los que luchan y, día a día, construyen su futuro.

Y siguiendo con el tema, me aseguraste que no es tu fuerte la rumba. ¿Exigente en ese rubro si viene un galán?

Allí empieza la química.

¡Eso no es justo!

Allí te das cuenta si es coordinado, divertido y de lo que es capaz de hacer.

O sea, un ‘antitonos’ que ni asome la cabeza.

Ese es otro tema. De repente no está entre sus gustos, pero si lo hace por regalar un momento de alegría, demuestra entrega.

Y si aparece un educadito, así no te guste y te propone a salir, ¿aceptas?

No me gusta hacerle perder el tiempo a un hombre. Si no me interesa, se lo digo y ambos quedamos tranquilos.

¿Un piquito en la primera salida?

No, jamás.

¿Te haces la difícil?

No me hago, soy.

Paso a paso.

Tengo que evaluar bien.

Me parece que piensas que el hombre es infiel por naturaleza.

Los estudios lo dicen, yo no.

Aunque te molestes, te citaré una frase: ‘El varón busca en la calle lo que no encuentra en casa’.

Me da risa la poca inteligencia de algunos para no asumir su responsabilidad.

Veo que no perdonarías que te pongan los ‘cuernos’.

Nunca. El sacavueltero es como el que le pega a una mujer: si lo hizo una vez, lo hará siempre.

¿Y si llora?

He visto a muchos que engañaron y después piden perdón de rodillas.

¿Lo sufriste en carne propia?

No me di cuenta.

Un día Carla García, hija de Alan, me afirmó: ‘Nos han condenado a la monogamia’.

No es una condena. Amar es entrega y lealtad.

Casi todas las mujeres coinciden en decir que el ‘tramposo’ siempre anda misio.

Yo, más bien, digo que anda en apuros económicos porque solo sabe conquistar con su dinero.

Mirando el otro lado, ¿las chicas deben saber cocinar para conquistar a su pretendiente?

Es uno de los tantos factores, pero es solo uno de los muchos que hay y creo que tampoco es una obligación.

¿Cocinas?

El cebiche y cabrito me salen muy bien. Lo aprendí de mi abuela.

¿Hay que compartir los gastos?

Sí.

¿Te debe acomodar la silla, antes de sentarte, en los restaurantes?

Eso lo pido cuando quiero estar engreída.

Si es tímido, ¿das el primer paso?

Jamás tomo la iniciativa con quien me gusta. En muchos campos soy aventada y arriesgada, pero allí no.

¿Bajaste 30 kilos porque te aburriste que te vacilen de gorda?

Fui feliz siendo gordita, después ya no. Todo pasa porque como uno se sienta y se vea, pero sin engañarnos.

¿Hace cuánto no comes un delicioso pancito?

Como, pero integral.

¿Una insignificante barra de chocolate?

Hace un par de días vi a mi sobrino tomando chocolate, me antojé y recaí, pero volví con fuerza a mi proceso.

Te voy a pedir una anécdota de chiquilla y otra como ‘Miss’.

Estudié en un colegio de mujeres y para entretenernos jugábamos a quién era más fuerte y nos agarrábamos a cachetadas para ver quién resistía más. Así jugábamos y también al callejón oscuro. Tuve mis inicios de pandillera, ja, ja.

Una más, por favor.

En el 2002, cuando fui al ‘Miss Mundo’, viajé a Nigeria, donde se realizó el evento. Pero cuando llegamos, descubrieron que una mujer había sido infiel y la iban a matar a pedradas.

¿Ustedes en medio?

Nosotros viendo toda esa violencia, pero a los 15 días nos amenazaron de muerte y abandonamos el país. Nos trasladaron al aeropuerto, subimos al avión y nos bajaron tres veces porque se rumoreaba que habían puesto una bomba. Algo terrible.

Hoy el mundo llora a ‘Chespirito’.

Vengo de una familia grande y recuerdo cómo los fines de semana nos sentábamos a ver todos juntos el ‘Chavo del 8’. Con su muerte, siento que se nos fue alguien de mi hogar.

Y para el final, el ‘Trome’.

Es el diario favorito de la gente y agradezco que por medio de esta entrevista me conozcan de una manera distinta. Aprovecho la oportunidad para saludar a sus fieles lectores. Besos y bendiciones. Los invito a seguirme en Twitter como @MoraMarina.

Final de un viaje al interior de ella y como uno sabe poco o nada de rimas, es mejor apoyarse en los que sí la dominan y mejor si es una dama como la venezolana Jackselins Arteaga. “Mientras exista una mujer hermosa, habrá poesía”.