Dijo: “Nací para otra cosa, no para ser un preso” y “no quiero ser el ejemplo de lo que no se debe hacer”.
Por: M. Beteta
Con la voz entrecortada, Carlos Cacho imploró por su libertad, al llevar 10 meses recluido en el Penal de Reos Primarios (“San Jorge”), por atropellar a una persona manejando sin brevete y en estado de ebriedad.
Estaba demacrado, con la mirada desencajada, unos kilos de más y vestido de terno al presentarse ante la Tercera Sala Penal con Reos en Cárcel, donde dio sus alegatos de defensa. Dijo que no quiere ser el ejemplo “de lo que no se debe hacer”, y que “no nació para ser un preso y repudiado por la gente”.
En esta audiencia, el tribunal evaluó el pedido de la Fiscalía Superior para que se anule la sentencia de dos años de prisión efectiva que se le impuso por atropellar a Humberto Yzarra, cuando conducía su auto ebrio y sin documentos, en octubre del 2010. En 15 días la sala emitirá su fallo sobre dicha solicitud.
“Vivo atemorizado de que mis sueños y el desarrollo de mi vida se pueda diluir tras los barrotes de una celda. Nací para otra cosa, no para ser un preso o reo, y menos una persona señalada o repudiada. No quiero ser el ejemplo de lo que no se debe hacer. Quiero ser el orgullo de mi familia, y gozar del respeto de ustedes y del pueblo”, expresó con la voz quebrada y los ojos enrojecidos.
AYUDÓ A SU VÍCTIMA
Agregó que su peor cárcel ha sido su conciencia, al saber que por su culpa una persona quedó herida e imposibilitada a realizar con normalidad sus actividades. Aseguró que socorrió, atendió y ayudó a su víctima, y aceptó que cometió un delito. En la audiencia estuvieron presentes su hermana, el peinador Koki Belaunde y su asistente.
En tanto, Ricardo Yzarra, abogado de Humberto Yzarra, dijo que el maquillador abandonó a la víctima y el Soat cubrió los gastos de las operaciones, pero no los de recuperación.