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Domingo 04 de noviembre del 2012 | 07:15

'El Padrino', una película de culto

Para el Búho la saga de Francis Ford Coppola deja lecciones de vida respecto a la familia, amistad y traición.

Para este Búho, la saga de “El padrino”, de Francis Ford Coppola, es de culto. No solo por la obra en sí, el guión o las extraordinarias actuaciones. Aunque no lo crean, al mirar tantas veces la película, uno ve “más allá de lo evidente” y, en esa cofradía de asesinos sanguinarios y mafias corruptas y criminales, puede encontrar hasta lecciones de vida.

Porque “Vito Corleone”, interpretado magistralmente por Marlon Brando, es un “capo” distinto a los otros mafiosos de Nueva York. Pese a que mandaba a matar, extorsionar, promovía la prostitución, el juego ilegal y corrompía a jueces y policías, tenía códigos bien definidos sobre lo que para él era lo más importante del mundo: la familia, la amistad y la lealtad. Y en esos principios, uno puede coincidir con “Don Vito”.

Mi familia, mi hija, son lo primero. Y en la amistad, no puede haber algo más despreciable que la deslealtad y la traición. Por eso, ahora que se anuncia que a fin de mes se reestrenará en formato digital, es bueno recordar algunas frases memorables que quedaron para la historia de la mafia y la infamia.

- “Le voy a hacer una oferta que no podrá rechazar” (de “Vito Corleone”. Cuando alguien se niega a aceptar una oferta que le hace la “Familia” significa que si la rechaza, el terco será asesinado).

- “¿Pasas tiempo con tu familia? Bien, porque un hombre que no pasa tiempo con su familia nunca puede ser considerado un hombre de verdad” (“Don Vito” a su ahijado, el cantante Johnny Fontane, quien le pide que interceda por él en Hollywood, pero el Don se enteró que este dejó a su esposa e hijos por una “trampa” del cine).

- “La amistad lo es todo. La amistad vale más que el talento. Vale más que el gobierno. La amistad vale tanto como la familia”. (“Don Vito” exigiendo a “Fontane” que jale como actor y cantante a su mejor amigo de infancia, “Nino”, quien “pateaba latas” en Nueva York).

- “Recuerda esto. Mantén cerca a tus amigos, pero más cerca a tus enemigos”. “Michael Corleone” (Al Pacino), recordando uno de los sabios consejos que le dio su padre.

- “No es nada personal, son solo negocios”. Consejero “Tom Hagen” (Robert Duvall), tratando de calmar a “Sonny Corleone” que quiere desatar un baño de sangre, en venganza por el atentado que sufrió el “Don”.

- “Amistad y dinero agua y aceite”, “Michele Corleone”.

- “Las mujeres y los niños pueden ser imprudentes, los hombres no”. “Don Vito”.

“Don Vito Corleone” representaba al típico mafioso clásico, que mantenía los códigos primigenios de la camorra napolitana. Lo más importante era su familia y desde joven, cuando un matón del barrio y representante de la mafia pretendió apropiarse del dinero que “Vito” consiguió por el robo de una alfombra, no dudó en asesinarlo.

“Vito” fue respetado en el barrio, pese a que nunca nadie le preguntó sobre el asunto y él nunca abrió la boca. La verdad es que “El padrino” ha marcado a generaciones de directores en Hollywood y a los amantes del cine en todo el mundo.

Una de mis partes favoritas es cuando “Michael Corleone” toma el control de la “Familia” que tambalea con “Sonny” muerto, el “Don” muy viejo y su hermano mayor “Fredo”, alejado por su debilidad de carácter de la guerra de las mafias. Recién vuelto de Italia, adonde había huido, es visto por los rivales como un mozo desprovisto de lo necesario -llámese instinto asesino y una inteligencia demoledora, fría y calculadora- para asumir el mando. Creen que será fácil tumbarlo.

Pero muy pronto les demostrará que están equivocados. Además, cuenta con el mejor como consejero, su padre. Cuando este muere, “Michael” manda matar a los jefes de las “Familias” que le disputan el poder a los “Corleone”. Luego interroga a su cuñado “Carlo”, esposo de su hermana “Connie”, por la muerte de “Sonny”. Es una escena memorable.

“No insultes mi inteligencia diciendo que tú no tuviste nada que ver”, le dice “Michael” al culpable que está a punto de orinarse los pantalones de miedo. Le jura que solo quiere saber quién fue el organizador del crimen y no le pasará nada, solo será exiliado. “Carlo” no soporta más la presión y confiesa. Craso error, pues olvidó uno de los principios básicos de la mafia: la traición jamás se perdona. Apago el televisor.