El Búho lamentó la tragedia y muerte de los diez compatriotas que perdieron la vida en Canadá.
Este Búho se levantó ayer temprano para ver las noticias y quedó impactado con las imágenes de un terrible accidente en Canadá. Diez personas habían perdido la vida y ¡¡todos eran peruanos!! Me dio mucha pena.
Esta tragedia ha sido tan fuerte, que es considerada como una de las más graves de los últimos años, en ese frío país norteamericano. Son compatriotas que decidieron dejar el país que los vio nacer buscando un futuro mejor para sus familias. Por mi trabajo de periodista, tuve ocasión de compartir con “peruchos” en el extranjero y la verdad es que afuera la patria se siente mucho más. Ya son más de tres millones de peruanos que cruzaron nuestras fronteras.
Ellos, con trabajo duro y muchísimo esfuerzo, aportan al país cada año mandando remesas a sus familias ¡más de 3 mil millones de dólares! Qué paradójico que esos compatriotas, quienes deben vivir alejados de sus familias y soportando, muchas veces, la discriminación en otros lugares, aporten tanto a la tierra que les negó la oportunidad de un trabajo digno.
Es conmovedor ver cómo miles de nuestros hermanos y hermanas celebran Fiestas Patrias en Nueva Jersey, Nueva York, San Francisco, Milán, Madrid, Tokio, Santiago o Buenos Aires. Recuerdan el terruño donde nacieron, vestidos con polos rojo y blanco, vinchas que dicen “Arriba Perú”, brindando con cerveza peruana llevada especialmente, saboreando unos exquisitos anticuchos, arroz con pollo o cebichito y cantando “Y se llama Perú”. Lloran a los hijos de los que tuvieron que separarse, a la esposa, al esposo, a los padres ancianos que tal vez nunca volverán a ver.
Es el precio que deben pagar por una vida mejor para los suyos. ¡Qué peruano en el extranjero no ha llorado cantando “Todos vuelven” del genial César Miró!, un himno para los que están lejos de la tierra amada: “Todos vuelven a la tierra en que nacieron/al embrujo incomparable de su sol/Todos vuelven al rincón donde vivieron/donde acaso floreció más de un amor/Bajo el árbol solitario del silencio/cuántas veces nos ponemos a soñar/todos vuelven por la ruta del recuerdo/pero el tiempo del amor no vuelve más”.
Cuando estamos en el Perú, no nos cansamos de criticar todos sus defectos, nos parece un país feo, pero cuando te vas, lo añoras y reconoces que no hay otro igual, con todo lo malo que tiene. Solo digo que los que nos quedamos nos esforcemos un poco más por hacer de nuestro país un mejor sitio para vivir. Para que nuestros hijos no tengan que partir y padecer tantas cosas solos, alejados de los suyos.
Y que las autoridades reconozcan el valor de nuestros compatriotas en el exterior, de su tremendo aporte económico, y les den mucho más apoyo a través de los consulados. Especialmente a los indocumentados, que deben ser la mitad de esos tres millones que, como reza el vals de César Miró, todos los días sueñan con volver. Mi más sentido pésame a los familiares de esos trabajadores peruanos que perdieron la vida en una fría y oscura carretera canadiense. Apago el televisor.