En el habla coloquial y en la literatura es común usar oraciones que no tienen sujeto ni predicado. A estas se les conoce como oraciones unimembres . Esta clase de oraciones tampoco tienen verbo o incluyen un verbo impersonal (es, hubo, hace, etc.), es decir, no presentan un sujeto manifiesto.
Están formadas por todas las fórmulas de cortesía: expresiones que utilizamos a diario para saludar, despedirnos o simplemente ser correctos con los demás.
También por frases, interjecciones, expresiones de admiración, imperativas, vocativas y pronombres (me, te, se, nos). También se puede decir que una oración unimembre está formada por un solo sintagma, es decir, que contiene o solo predicado o solo sujeto.
Ejemplos de oraciones unimembres:
¡Adiós!
Buenos días.
No.
A las siete.
¡Bien!
Impersonales* (sin sujeto)
Llueve mucho.
Noche tormentosa.
No había nadie.
Las oraciones bimembres, en cambio, son las que tienen sujeto y predicado, además de un verbo, y encierran un sentido completo.
Ejemplos de oraciones bimembres:
El perro (sujeto) juega con la pelota (predicado).
Juan (sujeto) recogió a María en su casa (predicado).
Aunque algunas oraciones bimembres pueden no tener sujeto. Este puede entenderse leyendo el verbo, es decir, tienen un sujeto omitido.
Ejemplos:
‘Tuve que comprar la comida’.
‘¡Ya me acordé!’
‘Están tocando la puerta’.
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