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Miércoles 08 de agosto del 2012 | 08:55

Cecilia Tait y sus princesitas

A pesar que la Congresista no tenga mucho tiempo por el trabajo, la exvoleibolista siempre engríe a sus princesas.

Por: Wilber Mori

La “Zurda de oro” pesar de que por el trabajo la Congresista no tenga mucho tiempo, la exvoleibolista siempre engríe a sus princesas. se ha convertido en una de acero. Tras su experiencia con el cáncer, Cecilia Tait ha vuelto a nacer, goza de todos los momentos y le sonríe a la vida en compañía de sus dos grandes tesoros: sus hijas Laura y Luciana.

Junto a ellas pasa grandes momentos y como la congresista cocina solo una vez al año, son ellas quienes se encargan de mimarla y cocinarle, incluso llevarle su desayuno en la cama acompañadas de “Paquita”, la mascota de la casa. Sin embargo, nuestra ex matadora pasa por una crisis matrimonial, que aún no sabe cómo acabará.

Tu trabajo como congresista es fuerte, ¿cómo haces para darle tiempo a tus hijas?

Amo mi trabajo y mis hijas lo entienden claramente. Pero cuando estoy en casa hacemos varias cosas. Mis hijas me dijeron el domingo para ver películas en la cama y la pasamos bien. Jugamos, bailamos.

¿Y les enseñas vóley?

Mi hija mayor (Laura de 17) sí juega y con la menor (Luciana de 10) salimos a jugar al parque siempre, pero hay un problema: la valla. A donde iban les decían: “Vas a jugar como tu mamá”. Nadie repite las cosas, todos somos distintos, y eso hacía que mis hijas tengan cierto temor a jugar.

No han sacado tu talla, pero sí tu belleza.

Ay, gracias. Lo que se hereda no se hurta. Ustedes lo han puesto, en Trome, en la nota de la congresista “fashion” (ríe).

¿Y ahora estás lidiando con una adolescente?

Yo no reniego porque “jale” cursos o se vaya con los amigos. Yo reniego cuando se pelea con su hermana (ríe). Antes jugaban con muñecas, pero ahora Laura está en la onda del coqueteo, que se pelea con el enamorado. Yo le digo: uy, vas a pasar muchas peleas (ríe).

¿Tratas de ser su amiga?

Yo no puedo ser su amiga, yo soy su mamá. Con las amigas te puedes pelear, pero la mamá siempre está en los momentos duros. Yo quiero ser su confidente cuando ella quiera contarme algo, pero no con tantos detalles, tampoco quiero saber tanto (ríe).

¿Ya hueles a suegra?

Noooo, lo que pasa es que te sale más lo de mamá. Cuando recuerdo lo que le hacía a mi mamá, Dios mío, todo lo que tuvo que soportar la pobre (ríe).

¿Les cocinas?

De lunes a viernes no cocino, sábados y domingos tampoco (ríe). Solo cocino el “Día de la Madre”, otro día no. Así son las reglas en esta casa.

¿Y ellas cómo te engríen?

A mí me encanta que me lleven el desayuno a la cama. Los domingos estoy con mis periódicos, mi ducha y mi desayuno.

Venciste al cáncer, triunfaste en el vóley, te va de maravillas en la política y eres feliz casada

Yo creo que el amor te llena. Amar es una decisión. Y en estos 50 años aprendí a luchar por mis sueños. Y de la persona que prefiere vivir sus sueños lejos de la familia prefiero no hablar. A buen entendedor pocas palabras.

¿Están separados?

Él está en Harvard y yo en Lima. Yo no soy de esas personas. Una relación de lejos no existe.

¿Hubo infidelidad?

No, por favor. Él tiene su sueño, yo tengo el mío, y su sueño no está en Perú. Yo no voy a parar hasta que todos los peruanos estén asegurados, que no haya más problemas en el sector Salud. Yo no puedo dejar lo que comencé. Mis hijas adoran el país y yo soy “reperuana”, tengo todo peruano, joyas, vestido, menos los zapatos que son 42.

¿Y qué van a hacer?

Yo no quiero tener un esposo virtual. Yo quiero tocarlo, apachurrarlo, hacerle cositas (ríe). Todo se va a dar cuando tenga que darse. Yo amo a mi país y tengo muchos sueños que cumplir aún.

¿Uno de esos sueños es ser presidenta?

Yo dije una vez que nunca regresaría al Congreso y mírame ahora. Y si alguien me ve condiciones para ser la candidata ideal, no voy a decir que no.